miércoles, 17 de junio de 2009

Intimidación a Sylvia Gereda

Comparto con ustedes la columna de Sylvia Gereda publicada en El Periódico el día de hoy, en la que denuncia las intimidaciones y prepotencia de la que ha sido sujeta por parte de un funcionario público. Lo hago por respeto a Sylvia Gereda, pero sobre todo por respeto a Guatemala y porque comparto con Sylvia la idea de que Guatemala no es propiedad de nadie, para que ningún funcionario, ande dando órdenes a diestra y siniestra y mucho menos, creyéndose superior a la Ley, acostumbrado a mandar crea que puede andar intimidando como que fueran sus esclavos a raymundo y todo el mundo.

Dalton, prepotente e intolerante
Mi denuncia contra Dalton está en la oficina del PDH, Fiscalía de Defensa al Periodista, CICIG y prensa internacional. Los funcionarios deben respetar la libertad de información. Sus insultos no me callarán.
Por: Sylvia Gereda Valenzuela

En este país, la prepotencia, abusivez e intolerancia de los funcionarios que se creen superiores a la ley, no tiene límite. Ahora, Roberto Dalton, comisionado presidencial de Desarrollo Rural (ProRural), lanza improperios e insultos en mi contra, a través de un correo electrónico.El pasado sábado escribí una columna que aplaude la actitud de la Cámara del Agro por haberse retirado de ProRural, luego de que el Ministerio de Agricultura pretendía prohibir la comercialización de fertilizantes con una mezcla inferior al 30 por ciento de nutrientes. Este hecho fue declarado ilegal por la Corte de Constitucionalidad porque viola los principios de libre mercado y beneficia a empresas como Disagro, donde Dalton es copropietario.Desde hace más de 15 años soy una periodista independiente y transparente que presento mis puntos de vista para intentar reconstruir un país donde la inmoralidad y la prepotencia de los funcionarios está a la orden del día. Soy una profesional que actúa de frente, sin agenda, sin encubrir a nadie y jamás he aceptado un favor o centavo de nadie. Esto lo puede verificar cualquiera y lo dice mi trayectoria. Desde hace años, oscuros personajes como José Armando Llort, Alfonso Portillo, Gregorio Valdés y ahora Roberto Dalton, han intentado intimidarme con insultos para, según ellos, acallarme. Gracias a Dios, mis principios morales están intactos. Así es que, aunque Dalton lance correos para insultarme e intimidarme seguiré de pie, escribiendo y denunciando actos que riñen con mi moral y la de millones de guatemaltecos cansados de la prepotencia de los funcionarios, que como Dalton se suben en un pinche ladrillo y se marean. Dalton olvida que es un servidor público, pagado con nuestros impuestos y expuesto a la opinión pública. Su arrogancia lo lleva a creer que el país se maneja como si fueran sus empresas. Lejos de que Dalton comprenda que su actuar debe ser fiscalizado, de manera infame y cobarde me acusa de haber escrito una columna en su contra, porque según él “yo he hecho actos anómalos para lograr mis objetivos y porque tengo mi conciencia sucia”. Reitero, jamás he incurrido en actos anómalo, eso me da solvencia en mi trabajo.En mi columna, que enloqueció a Dalton, hablé de cómo la condena moral es importante para los corruptos, y puse por ejemplo el caso de Portillo y sus secuaces que andan impunes por los estadios. Dije también que debemos poner un alto a seguir conviviendo con este tipo de corruptos que son el vecino, amigo o padre del hijo de colegio.Luego, hice un llamado a la reflexión a Dalton para que lejos de ver con desdén el retiro de la Cámara del Agro analizara las repercusiones.Lamentablemente, la inmadurez, estupidez y desesperación de Dalton hizo que, lejos que reflexionara, escondiera sus acciones diciendo que yo pretendo desprestigiarlo, a su familia y sus hijos. Lo cual no es cierto, nunca lo hice. Le recomiendo regresar a primaria a recibir un curso de comprensión de lectura. Lo que sí intenté hacerle fue un llamado a la reflexión, en el sentido que los funcionarios públicos no pueden tener negocios con el Estado ni ser sus proveedores, porque hay conflicto de intereses y tráfico de influencias. Y en este sentido él no sólo es propietario de Disagro, proveedora de fertilizantes y otros insumos al Estado, sino que también fue financista del presidente Colom. Además, tiene sus tentáculos en el Ministerio de Agricultura, donde ex gerentes de Disagro ocupan puestos claves.La verborrea mal escrita por Dalton asegura que el meollo de mi columna se debe a que las empresas Tigsa y Nordic “pretenden llenarse los bolsillos engañando campesinos pobres vendiéndoles productos con más de 70 por ciento de relleno como fertilizante”. Desconozco quiénes son estas empresas, que ellos lo aclaren. Luego, evadiendo su responsabilidad, agrega que la Cámara del Agro defiende intereses de estas dos compañías.La parte más torpe es cuando Dalton dice: He tratado de analizar por qué Sylvia se prestó a semejante injusticia y a difamarme. Y sus razones son: A. ¿Será porque se sienta junto a Karla Caballeros (directora ejecutiva de Cámara del Agro) en Guatemala? Negativo, no me he sentado ni he pactado nada con ella jamás.B. ¿Será que está protegiendo los intereses de uno de los accionistas (Juan Leal) de Nordic? ¡Esto porque el concuño de Juan Leal es primo hermano del esposo de Sylvia! Estúpida alucinación. No tengo relación con Leal y desconozco cuáles son sus empresas. Jamás he respondido a intereses de nadie. C. ¿Será simplemente por ser parte de su estrategia de ataque sistemático al Gobierno? Negativo, no ataco sólo denuncio corrupción.D. ¿O será que simplemente es por llamar la atención? Negativo, no tengo los complejos que el señor Dalton lleva encima.
Y agrega: “Probablemente nunca sabré la verdadera razón”…Yo le respondo, que mi única razón al escribir es construir una Guatemala más transparente. Y agrega, lo que sí puedo comprobar es que como “periodista investigativa” está perdida, sigue la verborrea extensa y agrega, ella podrá seguir escribiendo y engañando a la gente. Pero estoy seguro que cuando se levanta en las mañanas y se mira al espejo, no mira a alguien de quién enorgullecerse. Es más probable que se voltee la cara a ella misma. Pero ella sí que tenga cuidado, porque con su forma de conducirse en la vida… Después la sarta de basura escrita, firma: “Con todo respeto, Robie Dalton A.”.Termino diciéndole a Robie que nuevamente se equivoca, cada vez que me veo al espejo me siento orgullosa del legado que he dejado a mis hijas y a mi país. Cuando veo jóvenes, como el domingo en la Plaza Italia, exigiendo condena moral para los corruptos y hablando de un país más transparente, caigo en la cuenta que mis palabras han creado conciencia. Aunque a él y al gobierno de Colom le ardan y duelan mis palabras, no temo a Dalton. He denunciado sus insultos y abusos como funcionario, así como los delitos de difamación e injuria ante los que incurrió hacia mi persona, ante la oficina del Procurador de los Derechos Humanos, la Fiscalía de Defensa a los Periodistas del MP, CICIG e instituciones nacionales e internacionales que velan por la libre emisión de pensamiento. Jamás, nunca un funcionario público podrá callar a los periodista honestos.

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